- Creemos en un Dios Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, manifiesto en las Sagradas Escrituras, que creó el mundo y todo lo que en él hay y que al final de los tiempos juzgará el mundo. Él es misericordioso, santo, justo, perfecto y nos amó primero enviando a Jesús Su Hijo para salvarnos de la condenación eterna. (1 Jn 4:19, Sal 100:5, Sal 22:3, 1 Jn 5:7).
- Creemos en Jesús, el Hijo de Dios es Dios encarnado en forma de hombre y es el único mediador por el pecado entre Dios y los hombres. Solo en Él hay salvación. ( Juan 1:14, 1 Tim 2:5, Hch 4:12, 1Jn 4:2).
- Creemos que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad, es Dios y mora dentro de todo creyente. Creemos en un ministerio continuo de restauración y transformación del Espíritu Santo en el corazón del creyente y también en la manifestación de los dones del Espíritu Santo hoy, para el ministerio. (2 Cor 6:16, 1 Cor 12:4-13).
- Creemos que la Biblia, las Sagradas Escrituras, es la palabra infalible e inspirada en el hombre por Dios que no es de interpretación privada, apta para corregir y enseñar, y presentar perfecto al hombre a Dios. Es Su voluntad expresa y la máxima autoridad en la vida de todo creyente. (2Tim3:16).
- Creemos que nuestra redención o salvación de la condenación eterna es por gracia, no por obras. Responder a la gracia de Dios, manifestada en el sacrificio de Jesús, provee el perdón de nuestros pecados, nos inserta en una relación de paz con Dios y nos garantiza por Su morada, una eternidad juntamente con Él. (Ef 2:8-9).
- Somos hechos hijos de Dios al recibir el sacrificio de Jesús -nacemos de nuevo, somos nuevas criaturas y somos santificados por Dios-. Es Su proceso de restauración y transformación de la vida del hombre liberándolo de las tinieblas para llevarlo a Su luz admirable. Somos llamados a amar a Dios con todas nuestras fuerzas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. (Jn 1:12, Mt 22:38-39, Fil 1:6).
- Creemos que Jesús vuelve por segunda vez por Su pueblo, a juzgar al mundo y a establecer su orden eterno en la Nueva Jerusalén. (Ap 19:11-16).
- Creemos que aquellos cuyos nombres no estén escritos en el libro de la vida serán condenados eternamente. (Apocalipses 20:15, 21:27)